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1. Primera Referencia a la Marihuana Medicinal en Textos Chinos
En realidad, este primer «hecho» es de dudosa procedencia. Aparece en repetidos sitios web de cultura cannábica que el emperador Shennong hizo referencia, por primera vez, a la marihuana medicinal en Bencao Gangmu, el famoso tratado de hierbas medicinales escrito alrededor del 2 500 AEC.
¿El problema? Bien, primero, Shennong es una figura mítica de la que nadie está seguro de que haya existido. Además, el libro en cuestión es de edad y origen inciertos. ¡Solo existe en su forma actual desde el año 50 CE! Sin embargo, en esta etapa, la mayoría de los eruditos están bastante seguros de que el cannabis fue utilizado por los antiguos chinos y probablemente antes que cualquier otra civilización.
2. Publicación de Textos Sánscritos Ayurvédicos
A diferencia de las fechas de muchos textos chinos antiguos, los antiguos indios eran muy diligentes cuando se trataba de poner fecha a registros históricos. Como resultado, los eruditos modernos están bastante seguros de que las primeras referencias conocidas a la marihuana aparecen en el Atharvaveda, escrito hacia el 1 400 AEC.
El Atharvaveda incluye varias referencias a bhanga, una palabra bien conocida para la marihuana en gran parte de Asia y África Oriental.
Sin embargo, no fue hasta la publicación de los trabajos del médico Súsruta en algún momento anterior al 800 EC que tenemos referencias definitivas a los usos medicinales del cannabis. En su obra, se describe como un antiflemático.
3. Cannabis medicinal árabe
La contribución de la medicina árabe medieval a las formas occidentales modernas no se puede subestimar. Alrededor del 1 100 CE, los principales textos médicos del imperio islámico comenzaron a traducirse al latín y a otras lenguas europeas, formando la base de la medicina medieval y renacentista.
El famoso erudito y médico persa Ibn-Sina (latinizado como «Avicena») fue sin duda uno de los colaboradores más importantes a la tradición médica árabe. Su enciclopedia médica El canon de la medicina (1025 CE) fue considerada una autoridad médica durante siglos y contiene múltiples referencias a la marihuana como tratamiento para las inflamaciones, infecciones del oído y erupciones cutáneas.
4. William B. O’Shaughnessy
Docenas de eminentes eruditos europeos han destacado las virtudes de la marihuana a lo largo de los siglos, desde los médicos de la antigua Grecia y Roma hasta los monjes medievales de Gran Bretaña y Alemania. Pero el cirujano y médico irlandés del siglo XIX William B. O’Shaughnessy destaca posiblemente como la figura más importante para poner la marihuana en el ojo de los eruditos occidentales que operan bajo principios «modernos».
O’Shaughnessy trabajó para la Compañía Británica de las Indias Orientales en Calcuta entre 1833 y 1841, tiempo durante el cual observó numerosos beneficios médicos de las variedades locales de marihuana indica. A su regreso a Inglaterra en 1841, fue responsable de la Introducción del C. indica a la farmacopea europea moderna. Poco después, trabajó junto con el conocido farmacéutico Peter Squire para desarrollar y comercializar la primera tintura de marihuana que se vendió en los EE. UU.
5. Descubrimiento y Aislamiento del THC y del CBD
En 1963, un grupo de investigadores de la Universidad Hebrea de Tel Aviv, dirigido por el ya legendario profesor Raphael Mechoulam, publicó un artículo titulado La Estructura del Cannabidiol. Este documento histórico marcó la primera vez en la historia médica moderna que se aisló e identificó un compuesto que se encuentra exclusivamente en el cannabis.
Un año después, el equipo de Mechoulam publicó el documento Aislamiento, estructura y síntesis parcial de un componente activo del hachís, en el que se describía la fórmula química y la estructura del tetrahidrocannabinol, el principal compuesto psicoactivo en el cannabis.
6. Descubrimiento del efecto antiepiléptico del CBD
El efecto antiepiléptico del cannabidiol se conoce desde, como mínimo, el año 1977. El hecho de que el cannabis en algunos casos podría usarse para controlar los ataques se conocía desde hacía algún tiempo, ciertamente desde la época de O’Shaughnessy. Sin embargo, no fue hasta 1977, cuando se publicó un estudio sobre los efectos antiepilépticos del THC y el CBD – , en comparación y en combinación con antiepilépticos de uso común de la época, que se supo que el CBD era el compuesto responsable.
El estudio señalaba que el CBD, pero no el THC, era un «antiepiléptico eficaz y relativamente potente» cuando se administraba a ratas, y que potenciaba la acción de muchos otros antiepilépticos comunes cuando se administraban conjuntamente.
7. Descubrimiento del sistema endocannabinoide
Durante décadas, la creencia de que la molécula psicoactiva THC debía actuar sobre un receptor de proteínas específico y desconocido en el cuerpo era solo especulación. Sin embargo, en 1990, la doctora Lisa Matsuda del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) anunció que ella y sus colegas habían identificado y clonado con éxito dicho receptor.
El descubrimiento del receptor cannabinoide tipo I, o receptor CB1 como se le suele llamar, fue seguido dos años después por el descubrimiento de la anandamida (el primer cannabinoide endógeno o «endocannabinoide») y, más tarde, en 1993 se descubrió el receptor CB2. Por lo tanto, la ciencia médica ahora era consciente de un sistema de comunicación biológica totalmente nuevo, que demostraría ser de importancia fundamental para el metabolismo y la regulación de la salud.